CARACAS — A 197 años de la Batalla de Carabobo, gloriosa hazaña militar que selló la independencia de Venezuela, después de 300 años de dominación española, nos encontramos en una coyuntura trascendental que marcará el destino de la Patria y del continente en las próximas décadas.
Hoy debemos analizar de manera correcta, científica, dialéctica, el acontecer nacional y tomar conciencia que estamos librando un decisivo combate contra el mayor enemigo de los pueblos: el imperialismo norteamericano y sus aliados.
Nos encontramos resistiendo grandes amenazas que buscan romper el orden institucional y llevarnos a una confrontación fratricida. Ante este brutal asedio es fundamental la unión de todo el pueblo y de toda Nuestra América.
Para vencer en Carabobo, hace casi doscientos años, los patriotas venezolanos tuvieron que poner sus diferencias a un lado y confluir en un fin único: derrotar la dominación colonial. Hoy, el objetivo común de todos los venezolanos y venezolanas patriotas debe ser mantener la paz y recobrar la estabilidad económica; pero para alcanzar esa meta, debemos conservar nuestra soberanía y nuestra independencia.
Debemos mantenernos firmes ante la embestida criminal contra nuestra economía. El Gobierno Bolivariano ha demostrado que está haciendo los mejores esfuerzos por proteger a la familia, a los trabajadores, de los efectos de la guerra económica. Aún falta mucho por hacer, pero debemos tener confianza en el futuro.
La Revolución Bolivariana avanza y seguirá avanzando en medio de grandes dificultades, estamos reconstruyendo un país que durante 20 años ha sido asediado por los poderes económicos y militares de EEUU para evitar que prospere la implementación de un modelo humanista, bolivariano, robinsoniano, zamorano, verdaderamente democrático y participativo, es decir, el modelo de nuestro Socialismo del siglo XXI.
Pero el camino es ése, lo hemos demostrado. La oposición fascista y la socialdemocracia burguesa no tienen proyecto para el pueblo. Su único planteamiento es la entrega de nuestros recursos a las trasnacionales, es vender el país por pedazos; regresar a los días oscuros de la Cuarta República que estuvieron marcados por la exclusión, la desigualdad y la persecución política.
Estamos luchando por la paz; por la inclusión, por la igualdad; por la justicia social: educación, salud, trabajo, vivienda y una existencia digna para todos. A pesar de las dificultades impuestas, hemos avanzado. Debemos seguir empujando en ese sentido y no permitir que nada ni nadie nos aparte de ese camino.
En medio de la tempestad, la Revolución Bolivariana inicia un nuevo reimpulso. Para quienes auguran que el chavismo está por terminar, nosotros y nosotras, desde nuestro próximo Congreso del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), les decimos: apenas estamos comenzando, recomenzado, no han podido ni podrán con nosotros, estamos en Revolución permanente.
Como nos sigue señalando el Comandante Hugo Chávez, en su Aló Presidente teórico número 3, dedicado a nuestra organización, “el PSUV es la maquinaria pensante, el partido de masas que debe generar cuadros, promover la construcción del socialismo, el trabajo voluntario, la transformación del sistema de relaciones humanas, la creación de la sociedad nueva, lo cual debe ser (un trabajo de) todos los días”.
Desde hace dos décadas iniciamos un proceso de liberación nacional de carácter antiimperialista para edificar un nuevo orden político capaz de impulsar las transformaciones estructurales que exige una Revolución Socialista. Para lograr ese objetivo, el partido es una herramienta fundamental.
Para alcanzar la meta del socialismo es imprescindible que el partido defienda, soporte y preserve el control del poder nacional por parte del pueblo organizado. Debe ser entonces un instrumento para acompañar la gestión de gobierno. “El Partido tiene que ser una escuela forjadora de conciencia, y por tanto forjadora de voluntad, la conciencia es el único motor que puede mover la voluntad más férrea”, nos sigue diciendo Chávez.
El partido tiene la obligación de seleccionar y formar a los mejores, a las mejores, para garantizar la continuidad del proceso revolucionario; para garantizar la eficiencia política y la calidad revolucionaria. Al respecto, en el Primer Evento con Propulsores del PSUV, el 24 de marzo de 2006, el Comandante Chávez dijo: “(…) serán las bases populares las que elegirán los liderazgos, y ese liderazgo debe mantener conexión permanente con las bases populares, no desvincularse de las bases populares, por eso digo, debe ser un partido de masas, un partido de bases que produzca, desde las bases, los mejores cuadros”.
“El Partido Socialista Unido por supuesto será el más democrático de los partidos de la historia venezolana, así será, se elegirá por la base a los verdaderos líderes. Este es el Congreso Fundacional del más grande partido político que debe existir en la historia venezolana de los últimos 150 años, más grande por su cohesión, por su fuerza, por su conexión con las masas populares, por su capacidad creativa, por su eficacia política, por su calidad revolucionaria”, expresó el Comandante Eterno en el discurso fundacional del PSUV, el 12 de enero de 2008.
Como sigue diciendo el Comandante Chávez, “una Revolución tiene que asentarse sobre un pueblo, y ese pueblo, esa masa popular, debe generar en su propia dinámica sus cuadros y las estructuras, la maquinaria, las ideas, los motores, los núcleos, los cuerpos revolucionarios, eso tiene que ser la base fundamental, la fuerza fundamental, que nos asegure el impulso permanente de nuestra Revolución”. En esa dirección marchamos. El IV Congreso del PSUV, debe servir para poder elegir desde la base los cuadros necesarios para terminar de consolidar el partido que necesita la Revolución Bolivariana; y poder así, profundizar y acelerar en la construcción de nuestro socialismo. ¡Con el espíritu indoblegable de Carabobo, seguiremos venciendo!
¡Con Chávez Siempre!
¡Todos con Maduro!
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