SÃO PAULO, Brasil — Nos dirigimos a ustedes para compartirles algunos aspectos de la situación que se vive en Venezuela actualmente.
La autoproclamación de Juan Guaidó, un sujeto desconocido hasta hace unas semanas, se basa en el no reconocimiento de las elecciones en las que el pueblo eligió democráticamente a Nicolás Maduro como el Presidente de Venezuela el 20 de mayo de 2018. En esas elecciones, participaron 17 partidos políticos y cuatro candidatos a la presidencia con una participación de más de 9 millones de ciudadanos, siendo que el voto no es obligatorio. Maduro ganó con 6.248.864 votos, el 67,84% del total, en unos comicios en los que estuvieron presentes varios observadores internacionales, entre ellos el Consejo de Expertos Electorales de Latinoamérica (CEELA).
Ahora, estamos asistiendo a un nuevo intento de un golpe de Estado comandado por los Estados Unidos; el mismo vicepresidente de ese país, Mike Pence, llamó a darlo este pasado 23 de enero.
Esta estrategia se basa, sin lugar a dudas, en una ofensiva para apoderarse de los recursos naturales de Venezuela, principalmente de su petróleo. Es de sobra conocida la política internacional que suelen llevar a cabo los Estados Unidos, interviniendo directamente en la política interna de los países del llamado Sur Global, con el objetivo de tomar el control de las riquezas naturales ajenas y así enriquecer las arcas del Estado norteamericano, que especialmente ahora busca afianzar su hegemonía decadente en el tablero internacional.
Para cumplir su objetivo con la mayor inmediatez, buscan desestabilizar la economía venezolana y ahogar a su pueblo mediante la guerra económica. Así, han marcado dos puntos principales en su línea discursiva: por un lado, venden la idea de que el país vive bajo una dictadura y, por el otro, quieren hacer ver que el país vive en un caos absoluto. Pero ni Venezuela vive bajo una dictadura (está más que demostrada la transparencia de su sistema electoral), ni vive en el caos (es cierto que vive una situación difícil, pero la situación sigue dentro de lo normal). El conflicto, por tanto, es definitivamente consecuencia de los intentos externos de desestabilización del país, y no de razones internas.
El imperialismo norteamericano no acepta que el pueblo venezolano decida su destino, ejerza su soberanía, y mantenga su independencia. Pero en Venezuela hay un pueblo movilizado y muy consciente de sus derechos, que no se somete a ningún mandato exterior. El títere es Juan Guaidó, inmediatamente reconocido por los EE.UU. y la mayoría de los países serviles del Grupo de Lima, pero no tiene el reconocimiento del pueblo, de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y ni siquiera de los demás opositores que están en la Asamblea Nacional y supuestos líderes de la oposición venezolana.
Según un estudio reciente, aproximadamente 8 de cada 10 venezolanos está en contra de toda intervención internacional, sea militar o económica (el 86% estaría en contra de una intervención militar y el 81% en contra de las sanciones económicas de los Estados Unidos).
En esta coyuntura, entendemos que es más necesario que nunca que articulemos nuestra solidaridad internacional con el pueblo venezolano y el proceso bolivariano. Y es que, actualmente, además del destino de un gobierno legítimo elegido por la voluntad popular, lo que está en juego es que se garantice el derecho de los pueblos a elegir libremente su modelo de sociedad, a decidir libremente su futuro, basándose en la autodeterminación, en la soberanía, en la emancipación.
Venezuela está jugando una batalla crucial, pero no está sola; todos y todas las militantes que creemos en un mundo libre de opresión capitalista, imperialista y patriarcal también estamos librando esta batalla junto a ella. Hoy en día, la posibilidad de construir un mundo mejor depende directamente de lo que ocurra en Venezuela, y está directamente relacionada con la defensa del proceso bolivariano y revolucionario.
Para terminar, queremos agradecer muchísimo la solidaridad en estos días tan difíciles. El pueblo venezolano se fortalece con cada acción solidaria. Por eso es necesario seguir articulando nuestra solidaridad internacional en esta batalla crucial que estamos librando para ser libres como pueblos.
Seguimos en la lucha.
¡Viva la Lucha de los Pueblos! ¡Viva la Revolución Bolivariana!
¡Viviremos y Venceremos!
Comments