En la pelea contra la contaminación, la humanidad pierde al menos nueve millones de vidas cada año, especialmente en los países pobres que más contaminan. Así lo asegura el estudio más completo jamás realizado sobre los efectos de la contaminación industrial y de vehículos, el cual nos advierte que esta crisis global “amenaza la continuidad de la supervivencia de sociedades humanas”.
El reporte de la Comisión sobre Contaminación y Salud publicado en The Lancet agrega que la polución tóxica, incluyendo la del carbón, petróleo y gas metano, le cuesta a la humanidad $4,5 billones (trillions en inglés) anuales, un 6% del PIB mundial. Esto significa un pesado lastre que dificulta enormemente el desarrollo de las economías emergentes del mundo, incluyendo las de América Latina. Pero la situación puede ser mucho peor.
“Realmente no comprendemos bien la cantidad de contaminación que no se ha incluido en este estudio”, dijo el Profesor Philip Landrigan, de la Escuela de Medicina Icahn de Mount Sinai, NY, y uno de los autores del reporte. “La cifra de nueve millones es casi con certeza muy inferior a la realidad”.
El conteo en cualquier caso es demoledor. Estos 9 millones constituyen una de cada seis muertes en el mundo. La inmensa mayoría de las muertes ocurren en los países pobres, como India, donde la contaminación se cobra el 25% de todas las defunciones anuales. El estudio también hace énfasis en el desproporcionado castigo que sufren las comunidades étnicas en países ricos, como los trabajadores agrícolas hispanos que laboran en los campos de Estados Unidos y que sufren graves daños a la salud debido al uso de pesticidas.
Los autores resaltan los avances que han permitido reducir la mortandad de la contaminación en los países ricos, indicando que esta es una “pelea ganable”, siempre y cuando exista la voluntad política para hacerlo.
Pero estos no son los únicos costos de la contaminación de combustibles fósiles. En Estados Unidos solamente, la factura que nos pasa el cambio climático que esos combustibles provocan nos ha costado a todos unos $350.000 millones en 10 años. Un informe encargado de la Oficina de Contabilidad Gubernamental (GAO) detalla que estos costos provienen de asistencia a damnificados por devastadoras tormentas, inundaciones, incendios y sequías que se han visto acentuadas por la crisis climática.
La GAO agrega que en su estudio no se incluyen los gastos de las supertormentas que han asolado Puerto Rico y causado enorme devastación en Texas y Florida, y predice que para el año 2050 los costos de la crisis climática llegarán a unos devastadores $35.000 millones anuales.
La solución es la energía limpia, la cual salva un pasmoso número de vidas y ahorra astronómicas cantidades de dinero. Un exhaustivo reporte del Laboratorio Lawrence Berkeley concluyó que en Estados Unidos, desde 2007 a 2015, gracias al ascenso de las energías solar y eólica hemos ahorrado unos $56.000 millones en gastos de salud y $32.000 millones en costos climáticos, y evitado 7.000 muertes prematuras.
Mientras tanto, la energía solar continua pulverizando récords como la fuente energética más barata del mundo. El año pasado, el récord se estableció en México, donde una propuesta ganadora propuso ¢3,6 por kilovatio/hora. Este año, otra propuesta en Arabia Saudita lo ofreció a ¢1.79 por kv/h. Según fuentes citadas por Bloomberg New Energy Finance, “La energía solar ofrece la electricidad no subsidiada más barata en cualquier lugar y comparada con cualquier otra tecnología del mundo”.
Está claro. En esta pelea contra la contaminación y el cambio climático, la energía limpia es un salvavidas.
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