El próximo domingo 2 de abril se enfrentarán dos visiones opuestas sobre el mundo: una que mira al futuro, con optimismo y con esperanza, y otra que en cambio plantea un retorno al pasado, con propuestas negativas y retrógradas. Ya no es tiempo ni de dudas ni de indefiniciones: la elección es clara y terminante frente al Ecuador que deseamos para nosotros y para nuestros hijos.
No tenemos ninguna duda de que nuestro país debe continuar por la senda progresista inaugurada hace diez años por el presidente Rafael Correa. Hoy la Revolución Ciudadana encuentra en Lenín Moreno al líder capaz de asegurar, en esta nueva etapa de consolidación, todos los logros políticos, sociales, económicos y culturales alcanzados, así como también de enfrentar con éxito los nuevos desafíos por conquistar y las nuevas amenazas por vencer.
El candidato de la derecha, Guillermo Lasso, expresa lo peor del pasado nacional. Un pasado marcado por la crisis, la inestabilidad, la corrupción, la violencia, el desarraigo y el desamparo. El feriado bancario, la devaluación, la dolarización, la pobreza, el desempleo y la emigración resumen las principales expresiones de una derecha que hoy pretende volver al poder a partir de una de sus figuras más nefastas, que pese a todos sus fracasos pretende mostrarse como honesta, eficiente y exitosa.
¿Qué logros podría presumir un banquero que durante el Feriado Bancario, y en connivencia con el viejo y corrupto poder político elevó la pobreza al 70%, redujo el salario real en un 40%, aumentó la desocupación y la subocupación a casi el 35% y llevó a la emigración masiva a más de un millón de compatriotas?
Quienes rechazamos este regreso al pasado más oscuro, hoy tenemos en Lenín Moreno al candidato que nos permite soñar con un mejor futuro para todos, un futuro que comenzó a construirse desde el domingo 19 de febrero, cuando todos juntos celebramos la victoria en las elecciones presidenciales, obteniendo más de un millón de votos sobre Lasso, la mayoría absoluta en la Asamblea y un enorme triunfo en la consulta popular sobre los paraísos fiscales.
Para esta segunda vuelta seguiremos apoyando a Lenín Moreno porque es el único candidato capaz de vencer al neoliberalismo y a sus expresiones más retardatarias. Porque puede continuar el proceso de modernización y de desarrollo social iniciado hace diez años, incluyendo en este objetivo a todas las fuerzas progresistas y de izquierda del Ecuador. Porque se ha comprometido seriamente a luchar contra toda forma de corrupción y a recuperar a la política de sus formas más degradadas. Porque ya ha demostrado que es capaz de tener una voz global en temáticas como los derechos humanos, la protección de los más débiles y desprotegidos, y la preservación ambiental de nuestro planeta. Finalmente, porque Lenín Moreno es el único candidato capaz de defender a fondo la democracia, los derechos humanos y el respeto por el otro, asegurando así la convivencia pacífica y el destierro de toda forma de discriminación y de odio entre hermanos y compatriotas.
El próximo 2 de abril las opciones son claras y antagónicas: o retornamos al pasado, como ha ocurrido en Argentina y Brasil, a partir de una derecha que nada bueno tiene para ofrecer a la gran mayoría de nuestra nación; o avanzamos hacia el futuro, eligiendo como presidente a Lenín Moreno y continuando así con todo lo bueno realizado en estos diez años por la Revolución Ciudadana y por el gobierno de Rafael Correa.
Una vez más, el Ecuador se prepara para una gran batalla que, indefectiblemente, tendrá un gran impacto a nivel internacional. Quienes suscribimos este Manifiesto, artistas, intelectuales, creadores, hombres y mujeres de la cultura del Ecuador, de América Latina y de todo el mundo, apoyamos la candidatura presidencial de Lenín Moreno porque sabemos que su triunfo es el triunfo de todos frente a esta nueva ofensiva de la derecha neoliberal, conservadora y reaccionaria. Por ello, asegurar su triunfo en las urnas es un compromiso de todos con la democracia, con la vida y con la paz, con el futuro de nuestra región, y por un mundo más equitativo, justo y solidario.
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