Esta publicación ha sido, sin duda, una fuerte voz anti-Trump con respecto a los debates y ocurrencias de mayor trascendencia. Desde la prohibición de musulmanes y las citas anti-obreras de la NLRB, hasta los cortes de impuestos para los ricos a la guerra en Siria, hemos presentado cobertura explícitamente partidista de la Resistencia hacia Trump. Sin embargo, tal acto particular puede ser tan grave que vale la pena detenerse por un momento y establecer inequívocamente de qué lado uno se encuentra. La política Trump-Sessions sobre secuestrar y separar a niños inmigrantes de sus padres en la frontera resulta ser ese momento del cual hablamos.
Hasta ahora, cualquiera que esté atento, habrá visto las primeras imágenes y descripciones que han salido desde el interior de los campos de Trump. Unos 1.500 chicos adolescentes están presos en un edificio que anteriormente era un Walmart en el sur de Texas, en donde se les proporciona dos horas de sol al día y dos llamadas telefónicas por semana- una experiencia que parece más un protocolo para adultos que para niños detenidos. No muy lejos de ahí, una bodega llena de jaulas encarcela cientos más de niños. Ahí, unas chicas jóvenes tratan de enseñarse a sí mismas a cambiar pañales y cuidar a los bebés cuyos padres fueron separados de sus padres.
Y ahora, hay “ciudades de tiendas de acampar” en bases militares de EEUU. Estas tiendas fueron construidas para contener la oleada de niños robados que realmente asemejan los campos de concentración en un tiempo tejano con 100 grados F.
Estas son las instalaciones conocidas hasta ahora. Hay muchas más y las condiciones aún no se saben. Tampoco se sabe si hay los suficientes profesionistas psicólogos, médicos y consejeros.
Va creciendo rápido la oposición hacia la política “cero tolerancia” de la administración de Trump que condena a cada persona que cruza la frontera sin documentos para enfrentarse a una persecución criminal inmediata. Bajo ley estadounidense, los menores de edad no pueden quedar presos con sus padres prisioneros- para eso sirven los campos de detención de Trump.
Trump mismo, Jeff Sessions, Sarah Huckabee-Sanders, Kellyanne Conway, y los demás, como pobres acrobáticos políticos incapaces de convencer, tratan de justificar su política de secuestro con el fracaso de los demócratas en cuanto a la “crisis de inmigrantes”. Es absurdo que los republicanos que controlan todo el gobierno culpen al partido de la oposición desde abril sobre tal política.
Trump calcula que su política de ser “el duro con los inmigrantes” permitirá que gane el apoyo del electorado (blanco) para garantizar una victoria en las elecciones de medio término. Aún sigue el ejemplo de su consejero político anterior, el supremacista blanco Steve Bannon, que dice que Trump no debe hacer ningún trato con respecto a la reforma inmigratoria si no desea verse débil ante su base de apoyo.
El líder evangélico y seguidor de Trump, el reverendo Franklin Graham, públicamente ha llamado el secuestro de niños del presidente un acto “miserable”. Otros grupos religiosos, incluso algunos conservadores, están presionando a su aliado en la Casa Blanca a que abandone los secuestrados. Ellos, sin duda, se encuentran preocupados por cómo Sessions ha citado la Biblia en apoyo a la política de la administración actual. Sin embargo, este verso bíblico meramente exige que el pueblo obedezca al gobierno. Teólogos y otros religiosos también citan otros pasajes bíblicos en contra de estas leyes injustas como forma de resistencia.
La imagen de niños enjaulados está dividiendo al GOP internamente también. La Senadora Susan Collins de Maine, jamás vista como débil ante el asunto de inmigración, denunció la política diciendo que, “está traumatizando a los niños que son víctimas inocentes” y que “es contrario a los valores de este país.” Alguien debe recordarle de la historia de los niños indígenas separados de sus padres para viajar lejos a estudiar o de los niños africanos que fueron secuestrados y vendidos durante siglos de esclavitud. Desafortunadamente, tales hechos como éste de Trump no son desconocidos a lo largo de la historia de nuestro país, pero la oposición de Collins es bienvenida igual.
Mientras Trump juega sus trampas electorales y pretende ser un hombre de acero, sus niños rehenes sufren las consecuencias. El trauma de estar separados de sus padres a fuerza, aunque algún día se reúnan, sin duda tendrán secuelas tanto emocionales como mentales. También hay que considerar si EEUU es capaz de no perder la cuenta de los miles de niños presos en los campos de concentración, tiendas abandonadas, bodegas y orfanatos. Unos cuantos ya han desaparecido de los archivos.
No es legítimo un gobierno que por un lado separa a un infante del seno de su madre mientras por otro justifica tal crueldad con la Biblia. Queda vacía y sin credibilidad la autoridad de la administración de Trump que ganó la victoria presidencial de 2016 por el colegio electoral.
Promovemos que nuestros lectores se opongan al secuestro de los niños presos y que se unan a las actividades organizadas por la coalición Families Belong Together. Únase a una manifestación, firme una petición, y llame a sus políticos elegidos.
Algún día, los historiadores condenarán este gobierno cuando escriban la historia de nuestra época. Si el pueblo estadounidense no quiere quedar condenado igual, debe detener esta barbarie y apartar a Trump del poder – desde noviembre de 2018 hasta 2020.
Traducido por Maicol David Lynch.
Free Trump’s child hostages
Comments