NACIONES UNIDAS (PL) — Casi 36 años en prisiones estadounidenses, 12 de ellos en aislamiento, no cambiaron la pasión y la firmeza de Oscar López Rivera, quien asegura que hoy es más importante que nunca la libre determinación de Puerto Rico, isla caribeña sometida a cinco siglos de colonialismo, los últimos 119 años bajo la dominación de Estados Unidos.
La cárcel es algo muy complejo, pero al salir he visto que mi patria tiene una situación mucho más dura que la existente cuando fui encerrado, afirmó el luchador independentista en entrevista con Orbe, en el contexto de su participación esta semana en una sesión del Comité Especial de la ONU para la Descolonización, dedicada al caso boricua.
De acuerdo con López Rivera, al regresar a su tierra -después de la conmutación en enero de su sentencia por el entonces presidente norteamericano, Barack Obama- encontró más desempleo, inseguridad social y privatización, fenómenos que han llevado a un éxodo masivo de sus compatriotas, incluyendo muchos profesionales y personal capacitado.
En la actualidad cinco millones de puertorriqueños viven en la diáspora, mientras menos de tres millones 500 mil lo hacen en la isla, precisó.
Para el patriota de 74 años, pese a tan difícil realidad, existe una razón aún mayor para continuar la lucha y apelar a la unidad de sus coterráneos y a la solidaridad mundial contra el dominio colonial estadounidense.
“Por primera vez, Estados Unidos ha admitido que somos una colonia sometida al poder del Congreso norteamericano, instancia que nos ha impuesto una Junta de Control Fiscal para lidiar con la deuda de 72 mil millones de dólares, un mecanismo criminal creado para sacarle a cada boricua que trabaja hasta el último dólar en su bolsillo”, denunció.
Al respecto, opinó que no hay mejor momento para solicitar a la comunidad internacional una atención priorizada al caso de Puerto Rico, traducida en su análisis por la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Estados Unidos logró en 1953 que la Asamblea excluyera a la isla caribeña de su listado de territorios coloniales, después de esgrimir el falso argumento de que los boricuas habían alcanzado el autogobierno.
Un referendo fútil
López Rivera calificó de fútil, carente de credibilidad y simulacro manipulador al referendo celebrado el 11 de junio en Puerto Rico sobre la relación con Estados Unidos.
’No tiene absolutamente ninguna credibilidad, porque se trató de una maniobra y una manipulación por un partido anexionista que no representa al pueblo de Puerto Rico’, sentenció.
En la consulta promovida por el actual gobernador, Ricardo Rosselló, del Partido Nuevo Progresista, con una participación de apenas el 23 por ciento de las personas registradas triunfó la estatidad (incorporación a Estados Unidos), con el 97 por ciento de los votos a favor de esa postura.
El gobernador lo que pudo obtener en esa farsa fue las dos terceras partes del voto logrado por él en las elecciones de noviembre, seis meses antes, lo cual demuestra que el pueblo boricua no está de acuerdo con la politiquería de este gobierno, insistió.
Para el independentista, en la consulta se malgastaron millones de dólares de manera innecesaria, sobre todo en un país muy afectado por la crisis económica.
En Puerto Rico cerrarán 169 escuelas por falta de fondos y, sin embargo, se gastó dinero en algo sin valor, cuando debió dedicarse a salvar a muchas de ellas, dijo a Orbe.
Una nueva resoluciãn
Por trigésima sexta ocasión desde 1972, el Comité Especial de la ONU para la Descolonización, un órgano creado en 1961 que cuenta con 29 Estados miembros, adoptó una resolución que aboga por la libre determinación y la independencia de Puerto Rico.
Presentado por Cuba, con el copatrocinio de Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Ecuador, Rusia y Siria, el texto insta a Estados Unidos a asumir su responsabilidad y permitir que el pueblo boricua ejerza plenamente esos derechos, en sintonía con la proclama lanzada en 1960 por la Asamblea General de poner fin al colonialismo en el mundo.
Asimismo, reitera el carácter latinoamericano y caribeño del pueblo de Puerto Rico, ‘que tiene su propia e inconfundible identidad nacional’, y refleja preocupación por la Junta de Control Fiscal impuesta por el Congreso norteamericano, al advertir que la misma agrava aún más la subordinación política y económica dictada a los puertorriqueños.
López Rivera agradeció el apoyo del Comité Especial y de la comunidad internacional a la autodeterminación boricua y subrayó que cuando se defiende una causa justa y noble, nada, ni la prisión, puede llamarse un sacrificio.
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