(AP) La manifestación de nacionalistas blancos hace casi un año en Virginia, que dejó a una mujer muerta y decenas de heridos, resultó ser un momento decisivo, tanto para el movimiento de extrema derecha como para la propia ciudad. Desde entonces, muchos residentes dicen que las heridas no se han curado y otros creen que la violencia evidenció diferencias sobre cuestiones más profundas, de raza y desigualdad económica, y que es necesario resolverlas.
James Alex Fields Jr., un residente de Ohio, fue acusado de embestir con su automóvil a una multitud que protestaba contra una marcha de supremacistas blancos en la ciudad de Charlottesville, Virginia. En el atropello murió a Heather Heyer, una asistente legal de 32 años.
“Una de mis mayores quejas con la gente de este pueblo el año pasado fue que la gente, en su mayoría blanca, seguía diciendo ‘Esto no es Charlottesville’“, dijo Brenda Brown-Grooms, una pastora y activista local. “Me pregunto en qué planeta viven. Esto es exactamente lo que somos”.
Brown-Grooms nació en Charlottesville, en el sótano segregado del hospital de la Universidad de Virginia. Asegura que la supremacía blanca estaba presente en Charlottesville mucho antes del mitin de hace casi un año y que es el “elefante en el cuarto” con el que la ciudad debe lidiar ahora.
Desde el mitin fatal del 12 de agosto, los activistas han presionado a los líderes para que se ocupen del pasado de racismo y esclavitud de la ciudad, su crisis de vivienda asequible y la relación de la policía con la comunidad negra, entre otros temas.
El evento fue una de las congregaciones más grandes de nacionalistas blancos y extremistas de extrema derecha en una década. Muchos participantes se vistieron como si se dirigieran a una batalla, gritaron insultos racistas y se enfrentaron violentamente con la gente que se les oponía.
Mientras tanto, las autoridades en gran medida se mantuvieron al margen de la acción, cerca de un parque en el centro de la ciudad, donde había una estatua del general confederado Robert E. Lee que la ciudad quería retirar.
La multitud se vio obligada a dispersarse, pero Fields Jr., quien según las autoridades estaba fascinado con Hitler, arrolló a la multitud de contramanifestantes pacíficos. El número de muertos se elevó a tres cuando un helicóptero de la policía estatal, que había estado monitoreando el acto y ayudando al traslado de la caravana del gobernador se estrelló, matando a dos uniformados.
En el año que ha pasado desde entonces, la ciudad ha tomado medidas para satisfacer algunas de las demandas de los activistas, a pesar de la resistencia en algunos temas de parte de la legislatura estatal, controlada por los republicanos. Los legisladores rechazaron todos los proyectos de ley que Charlottesville apoyó en el período posterior al mitin, incluidas iniciativas relativas a retirar los monumentos confederados.
Respondiendo en parte a los llamamientos para que se examinen más de cerca las políticas de detenciones, que afectan desproporcionadamente a los residentes negros, la ciudad estableció una nueva Junta de Revisión Civil de la Policía. La ciudad también ha aprobado fondos para viviendas asequibles y para el desarrollo de la fuerza laboral.
Mientras tanto, ha habido un cambio en el liderazgo. El fiscal de la ciudad cambió de trabajo, una portavoz renunció y el jefe de policía, de 50 años de edad en ese momento, se jubiló menos de dos años después de haber tomado el cargo.
Aunque la ciudad ha estado luchando por restablecerse, algunos líderes de la extrema derecha han vacilado. La violencia del mitin resultó ser una costosa debacle para líderes como el nacionalista blanco Richard Spencer y otros que enfrentan demandas. Muchos en el movimiento han sido echados de las principales plataformas de internet. Algunos se han retirado del todo.
La madre de Heyer, Susan Bro, quien ha pasado gran parte del año pasado trabajando en una fundación que lleva el nombre de su hija, dijo que planea depositar flores el domingo en el lugar del ataque que cobró la vida de Heyer. Sin embargo, el día debería ser algo más que enfocarse en Heyer, dijo Bro.
“Me gustaría que la gente se centrara en el aniversario, no en Heather, sino en los temas por los que murió, (el movimiento) Black Lives Matter (Las vidas de los negros importan), el exceso de policía, la vivienda asequible, la búsqueda de más verdad y la narración de la historia de Charlottesville, y que se centre en dónde necesita ir como comunidad”, dijo Bro.
Los periodistas de The Associated Press Michael Kunzelman en Silver Spring, Maryland, y Steve Helber en Charlottesville contribuyeron para este despacho. Rankin reportó desde Richmond y Charlottesville.
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